Por Roberto Morales F.
Los Derechos Humanos son parte esencial de toda persona, pero se constituyen en plenos derechos cuando hombres y mujeres se hacen parte de una sociedad, y cuando esta sociedad, local o mundial, los valida y establece mecanismos socialmente reconocidos para promoverlos, defenderlos y principalmente hacerlos respetar por todos los miembros, individuos u organizaciones, de dicha sociedad.
¿Qué relación pueden tener los Derechos Humanos con el Trabajo Decente?. Al parecer varias y muy relevantes, podemos mencionar algunas de ellas:
– Ambos buscan como fin último defender, promover y hacer respetar la dignidad de millones de hombres y mujeres en el mundo.
– Ambos conceptos pretender pasar de ser un concepto de aceptación internacional a un concepto de aceptación universal.
– En ambos casos son los Estados y agentes no estatales los principales responsables de sus defensa, promoción y respeto.
– Ambos conceptos son construcciones colectivas que están en permanente evolución, ampliando su concepción y cobertura.
Los Derechos Humanos, en la medida que nuestras sociedades evolucionan y se desarrollan han ampliado su cobertura, considerando paulatinamente aspectos que desde las necesidades humanas han surgido y que colectivamente se han valorado como relevantes para tener una vida no sólo digna, sino que con mayores niveles de calidad.
Temas como el derecho al desarrollo; el derecho a ser respetado en su orientación sexual; el derecho al acceso a educación y salud de calidad; el derecho a gozar de los avances culturales y científicos; el derecho a sindicalizarse y negociar colectivamente, entre otros derechos que por no siendo ?derechos nuevos se han visibilizado de forma importante en la medida que nosotros y nuestras sociedad le dan la relevancia que siempre debieron haber tenido.
El concepto de Trabajo Decente, sólo nos acompaña desde 1999, época en que el Director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó esta propuesta que busca generar un estándar adecuado en aspectos laborales en un contexto económico y social a nivel mundial que claramente atentan contra la dignidad de los hombres y mujeres que viven de aportar su trabajo a cambio de una retribución económica, y, en ciertas condiciones que socialmente les asegure un desarrollo como personas y como miembros de una sociedad determinada.
El trabajo decente nace en un momento de la historia marcada por procesos complejos, la ampliación de los conceptos neoliberales a nivel mundial, doctrina que ha afectado directamente a los trabajadores y trabajadoras, un modelo de globalización que no ha logrado “globalizar” los derechos y avances a sectores amplios de la humanidad, sino más bien han generado una deshumanización? creciente.
¿Qué busca el trabajo decente?. No busca otra cosa sino lo que permanentemente han buscado los promotores de los Derechos Humanos, defender, promover y hacer respetar la dignidad de las personas, en este caso, de dichas personas en su función social de “trabajadores”. Esto se logra respetando a los trabajadores en su rol y valorando su aporte fundamental que estos hacen a su sociedad, por esto es básico, que no sólo hombres y mujeres cuenten con empleo, sino con un empleo en condiciones que aseguren su desarrollo como seres humanos, para esto la OIT ha considerado que estos empleos deben ser productivos, adecuadamente remunerados, ejercidos en condiciones de libertad, equidad, seguridad social y dignidad humana.
Para Amartya Sen, premio Nobel de Economía y creador del Banco de los Pobres, el Trabajo Decente, es un Derecho Humano, mas allá de esta afirmación que viene de un personaje que a nivel mundial ha trabajado por humanizar la economía, es en el trabajo donde millones de hombres y mujeres se dignifican, pues no sólo participan por la necesaria y justa retribución económica, sino que es “desde el trabajo” que podemos desarrollarnos como personas he insertarnos socialmente.
Los Derechos Humanos y el Trabajo Decente, buscan avanzar, no sólo hacia una sociedad civilizada, sino hacia una “sociedad decente”, tal y como lo plantea el filosofo Avishai Margalit, Una sociedad civilizada es aquella cuyos miembros no se humillan unos a otros, mientras una sociedad decente es aquella cuyas instituciones no humillan a las personas.
Tanto los Derechos Humanos como el Trabajo Decente, son conceptos aceptados internacionalmente, existe legislaciones internacionales que los sustentan directa e indirectamente, pero así como entendemos que los Derechos Humanos son de aceptación Universal, es decir considera a las personas sin importar su nacionalidad, religión, raza, color de piel, ni otras consideraciones, incluso se plantea que son las legislaciones nacionales las que deben alinearse a los planteamiento que desde el derecho internacional en este ámbito se establezca. El trabajo decente debe avanzar a ser considerado un concepto de aceptación Universal, que no importando el país o nacionalidad del trabajador o trabajadora, ni importando las leyes locales, debería este ser el estándar a lograr para dichos trabajadores, y es el Estado, así como la sociedad como un todo, quiénes deberían comprometerse para la consecución de este objetivo.
Por ultimo, es requisito fundamental para lograr que tanto los Derechos Humanos y el Trabajo Decente, sean efectivamente defendidos, promovidos y respetados en su amplio espectro, que nuestras sociedades profundicen su democracia. Es solo en sociedades más democráticas, donde es posible avanzar mas rápidamente en estos objetivos buscados. Democracias precarias, como la nuestra, reiteradamente han demostrado que no dan el sustento suficiente para avanzar en la dirección requerida.
Los Derechos Humanos y el Trabajo Decente son conceptos que nacieron para quedarse con nosotros por mucho tiempo, pero es necesario que permanentemente y día a día, contribuyamos desde nuestras posiciones a que esto sea una realidad para millones de chilenos y chilenas.
Roberto Morales Farias, es Secretario Ejecutivo de la Fundación
Instituto de Estudios Laborales /FIEL y Vicepresidente de Amnistía
Internacional Chile. Colaborador de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 12 de junio 2008
Crónica Digital
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