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Los efectos del perdonazo migratorio: salud pública espera más de 30
mil nuevos usuarios
Enero, 2008.
La amnistía otorgada a peruanos, bolivianos y otros extranjeros que
hasta ahora estaban ilegales en Chile amenaza con una presión
explosiva a hospitales y consultorios a contar del 5 de febrero,
cuando finaliza la regularización. Pero si los funcionarios del
sistema público reclaman por la recarga de trabajo que se les viene
encima, los inmigrantes se quejan de lo que acá siempre se niega:
discriminación, racismo, malos tratos y negación del derecho a la
salud. El Ministerio de Salud por primera vez está midiendo la
magnitud del problema y CIPER entrega avances de ese sorprendente
estudio.
Por Pedro Ramírez, CIPER
Otros 30 mil inmigrantes hasta hoy ilegales en Chile ya no lo serán el
próximo 5 de febrero, cuando haya finalizado el proceso de
regularización de visas para extranjeros iniciado en noviembre por el
Ministerio del Interior. La cifra que arrojará el ?perdonazo?
migratorio encendió las alarmas de las autoridades de Salud, pues
significará un incremento explosivo de usuarios del sistema de
atención primaria y hospitalaria de la zona norte capitalina, allí
donde se concentra la mayor cantidad de inmigrantes de Santiago.
La presión que se viene sobre los consultorios preocupa especialmente
a sus funcionarios. Hasta ahora han visto incrementarse sin tregua el
número de usuarios inmigrantes sin que se modifique ni infraestructura
ni personal. De allí la tensión acumulada en esos centros de atención
primaria contra los extranjeros de pocos recursos.
El conflicto partió en 1998, con la primera amnistía migratoria para
la oleada de peruanos que llegaron escapando de la guerra interna que
sacudió a su país. Cerca de 21 mil inmigrantes resultaron beneficiados
-de los cuales 18.500 siguen en Chile-, provocando la primera presión
de extranjeros sobre los consultorios, la que no ha cesado de aumentar.
Los efectos de esa explosiva situación se conocerán dos semanas antes
de que se entregue la cifra definitiva de nuevos extranjeros que
obtendrán su residencia en el país. Entonces, el Ministerio de Salud
dará a conocer los primeros resultados de un extenso estudio que
arrojará el primer diagnóstico serio sobre los problemas relacionados
con las atención de inmigrantes ?regulares e irregulares- en los
centros asistenciales de la zona metropolitana norte.
El estudio, desarrollado por la consultora Demoscópica, muestra, entre
otros factores, que gran parte de las fricciones se deben a que los
funcionarios de salud no fueron capacitados para comprender los
patrones culturales de los extranjeros, especialmente peruanos, y a la
falta de una normativa que estandarice los procedimientos para
atenderlos.
-No es tanto que los colegas sean racistas. Es que los peruanos son un
cacho. Vienen una vez y después no cumplen con los controles. Llegan
con niños de 6 años y nunca les han puesto una vacuna. Cuando están
esperando guagua, las mujeres llegan por primera vez al control cuando
tienen varios meses de embarazo. Y los colegas se enojan, porque los
encuentran descuidados -reconoce una funcionaria de un consultorio de
la zona norte que pide reserva de su nombre.
Un médico chileno de la red pública (más del 46% de los facultativos
que trabajan en consultorios de salud primaria son extranjeros)
entrega otra cara del problema:
-Los inmigrantes no cumplen los controles porque son personas que
privilegian el trabajo: vienen a Chile a trabajar, a juntar plata, y
muchas veces tienen empleos precarios, con problemas para pedir
permiso para ir al control. Nos llegan niños de 5 ó 6 años sin sus
vacunas y eso es un problema de salud pública. Los que están
irregulares no cotizan en Fonasa y atenderlos es pérdida para el
consultorio o el hospital, entonces los directores presionan para que
no los reciban. Pero, ¿qué pasa si hay un caso de polio o tuberculosis
porque el chico no fue vacunado? El Estado debe tener una política
para esas personas. Y como no existe, muchas veces uno los atiende así
no más, con costo para uno. Depende mucho de la voluntad del personal
y hay menos voluntad en los consultorios donde viven más peruanos,
porque con ellos ha aumentado mucho la gente que se atiende ahí. Y el
personal gana la misma plata atendiendo a más personas.
?Que aparezcan de un día para otro más de 30 mil ciudadanos, con todos
sus derechos, es una tremenda presión sobre el aparato público?,
explica el ex jefe metropolitano de Extranjería, Esteban Tumba. Y son
los sectores de Trabajo, Salud, Vivienda y Educación los que más
sufren. Estos problemas, dice Tumba, se deben a que el Estado ha
mantenido una política de fronteras abiertas, pero sin declararla
formalmente y sin invertir en políticas públicas para absorber las
demandas de estos nuevos ciudadanos.
Grupos vulnerables
Dafne es chilena. Nació hace un mes en la maternidad del Hospital San
José y su madre, Melca Pacaya, nunca se sometió a un control médico
durante el embarazo. Su caso es un ejemplo de las dificultades que
tienen los inmigrantes peruanos, especialmente los indocumentados,
para acceder a la red pública de salud.
Aunque desde 2003 existe un convenio entre el Ministerio de Salud y el
Departamento de Extranjería para que las madres extranjeras,
independiente de si están legalmente en Chile, tengan acceso a
controles en los consultorios, Melca Pacaya dice que se le negó la
atención en las cuatro oportunidades en que se presentó en el
Consultorio Recoleta, que corresponde a su domicilio. Había extraviado
su pasaporte y por esa razón no contaba con cédula de identidad
chilena. Sin el carné, el consultorio le cerró la puerta:
-Yo no tenía papeles, pero todos me decían ?anda así no más, te tienen
que atender?. Fui cuatro veces y no me atendieron, porque no tenía
carné. En la puerta ya me decían ?para qué vienes?. Y yo explicaba que
había perdido mi pasaporte, que lo estaba pidiendo en el consulado y
que sin pasaporte no me daban carné. La segunda vez fui con una
constancia del consulado de que ya había pedido el pasaporte. Igual me
dijeron ?eso no sirve?. Una vez, estaba ahí sentada y una mujer le
dice a otra: ?Puchas, esta señora está embarazada y no la quieren
atender?. Ellas reclamaron hasta que me subieron a una oficina. Ahí me
entrevistaron diciendo ?para qué vienes, si no tienes nada?. Bajé y
entonces, de buena persona, una matrona me revisó ?cuenta Melca.
El sociólogo Lorenzo Agar coordina el equipo que montó en noviembre de
2006 el Ministerio de Salud para conocer en detalle los problemas que
enfrentan los inmigrantes en la red de atención pública. Agar explica
que ?desde 2003 hay una normativa entre extranjería y el Ministerio de
Salud, por la cual la mujer embarazada, aunque esté irregular, tiene
derecho a una visa de residencia transitoria y acceso al carné de
identidad y, con ese carné, acceso a Fonasa, aunque sea en el nivel A,
el de las personas sin recursos?.
El profesional asegura que hay un promedio anual de 300 personas que
ocupan esa visa especial, en un 90% peruanas.
-El hijo que nace es chileno. Pero no todo el mundo está informado de
los derechos de ese niño. Esa es una etapa que queremos cubrir el
próximo año: la difusión. Hay una serie de beneficios que no se ocupan
porque no se sabe que existen. Difusión entre los inmigrantes y entre
los funcionarios de los servicios de salud, porque ahí también hay
desconocimiento.
Escasa información
Doscientos mil extranjeros en Chile es la cifra que arrojó el Censo de
2002. Transcurridos cinco años, sigue siendo la cifra oficial pese a
que los especialistas en proyección demográfica indican que en estos
años se aceleró el ingreso de inmigrantes. Diversos estudios sitúan a
la población extranjera entre las 260 y 280 mil personas, un tercio de
las cuales proviene de Perú.
-En Chile ?comenta Agar- la inmigración ha aumentado un 70% en los
últimos 10 años. Y va a seguir aumentando porque todos los indicadores
muestran (Archivo PDF 26kb) que es un país atractivo desde el punto de
vista migratorio . Si se comparan algunos indicadores de Perú, Bolivia
y Chile, claramente muestran que peruanos y bolivianos, e incluso
argentinos, van a seguir llegando, bajo la hipótesis de que se
mantengan las condiciones económicas, políticas y sociales de estos
países. Hoy los inmigrantes corresponden prácticamente al 1,8% de la
población chilena. En el censo del 2002 eran el 1,3%.
Si bien al anunciar el ?perdonazo? se especuló que esta vez el
beneficio se extendería a unas 20 mil personas, esa cifra será
largamente superada. Ya en la primera quincena de diciembre había
19.918 visas entregadas. De ellas 15.229 correspondían a peruanos
(76,6 % del total). Agar estima que finalmente el número de nuevos
inmigrantes regularizados estará entre 30 mil y 40 mil.
Esteban Tumba, director de un diplomado sobre inmigración, tiene una
mirada crítica respecto del proceso de regularización en curso. El
especialista dice que el proceso de 1998 no fue aprovechado para
obtener información que permitiera desarrollar políticas para integrar
mejor a los inmigrantes, evitar brotes xenófobos y fomentar el respeto
a sus derechos laborales y previsionales. Revisando los formularios
que se deben completar en esta nueva amnistía, teme que pasará lo
mismo:
-Como Estado tenemos la opción de tener o no política migratoria, pero
no nos podemos equivocar en lo que sí debemos hacer: conocer bien el
fenómeno. Y no lo conocemos bien. Debemos dimensionar toda la
migración, regular e irregular. No se ha desarrollado un solo estudio
para que el Estado pueda ir generando líneas de acción. La mirada que
existe es más de extranjería que de migración. Desde el punto de vista
de extranjería hablas de procedimientos y estándares que la persona
cumple o no. Pero si hablamos de migraciones, son procesos sociales.
En 1998 respondimos a una emergencia, actuamos sólo sobre los síntomas
y el proceso terminó ahí. Pero no hubo ningún aprendizaje, no supimos
cuáles eran las causas de la migración, de dónde venía la gente, por
qué venía y por qué se había quedado al margen de la legalidad
?argumenta Tumba.
Capacitación urgente
Si las autoridades hubiesen contado con un informe de caracterización
de los inmigrantes fruto de la ?amnistía? de 1998, probablemente se
habría capacitado al personal de los consultorios y hospitales para
conocer la cultura de los peruanos y atenderlos con eficiencia. Pero
no fue así y hoy muchos funcionarios de la salud elaboran juicios
negativos ?con una gran carga racista- sobre los pacientes peruanos:
-Hace falta un manual de procedimientos exactos y una normativa
ministerial. El procedimiento administrativo debe estar normado y
estandarizado, para que no existan diferencias entre los consultorios
de una comuna y otra. Falta además la socialización de esas normativas
a todo nivel, no sólo directivo, sino de los funcionarios. Y falta una
socialización de los patrones culturales de la población inmigrante.
No basta con tener normas, es necesario socializarlas en un contexto,
entregar un panorama cultural que caracterice a quiénes estamos
atendiendo, porque hay hábitos distintos y conocerlos facilita la
cercanía del personal médico y administrativo con los inmigrantes
?dice Mireya Valdebenito, de la consultora Demoscópica.
La socióloga Valdebenito opina con la propiedad que le da el ser la
coordinadora del más exhaustivo levantamiento de información sobre la
realidad de salud de los inmigrantes que viven en las comunas del
norte de Santiago, allí donde se han asentado mayormente los peruanos.
La tarea encomendada por el Ministerio de Salud culmina en julio de
2008.
-La idea no es sólo sistematizar información, sino proponer políticas
-dice la profesional.
El trabajo fue encargado por el equipo de Lorenzo Agar debido a la
carencia de estadísticas de atenciones a extranjeros y los costos que
ellas ocasionan, lo que formalmente reconoce el Ministerio de
Salud(Archivo PDF 433kb).
Fruto de una encuesta aplicada a más de 130 familias de inmigrantes
(unos 400 individuos), cuatro focus group y entrevistas con todos los
actores relevantes (funcionarios de la salud, directores de ONG?s y
organizaciones de la sociedad civil, entre otros), Mireya apuesta a
que una de las políticas ineludibles será capacitar al personal de
salud y administrativo para que comprenda la cultura de los
inmigrantes.
-Entre las embarazadas peruanas ?cuenta Mireya- no existe la necesidad
de controlarse en los primeros meses. Así es su cultura. Ellas llegan
tardíamente al control y eso, al parecer, molesta en los consultorios
porque hay indicadores por los que son evaluados y uno es el mes en
que se empieza a controlar el embarazo (?) También, en muchos
inmigrantes no existe la cultura de controlar al niño sano y de
vacunarlo. Además, se deben entender ciertos hábitos alimenticios, de
salubridad y de creencias relacionadas con la salud. Hay gente que
cree mucho en las hierbas, en los curanderos, los chamanes y que
cuando tiene guaguas se amarra un pañuelo en la cabeza o se pone
piedras en el estómago. Y llegan a un sistema de salud que no acoge
esos patrones culturales, que no entiende que la persona está
acostumbrada a no bañarse durante el periodo del parto y posparto, por
ejemplo.
Previsión, residencia y cédula
Cruzando la puerta del Consultorio Recoleta, inmediatamente a mano
izquierda está la ventanilla de informaciones. El letrero con los
requisitos para ser atendido -pegado en el vidrio- parece hecho con el
propósito de ahuyentar a los extranjeros indocumentados: ?Previsión al
día?, ?Certificado de residencia? y ?Cédula de identidad?.
Cuando se le pregunta a la funcionaria de la ventanilla cuál es el
procedimiento para que una embarazada extranjera pueda controlarse,
ella muestra el cartel y recita los tres requisitos. Al replicarle que
eso excluye a las embarazadas en situación migratoria irregular, lo
que contraviene el convenio del año 2003, la funcionaria insiste en
que sólo se atiende con cédula de identidad. Se le consulta entonces
por los pasos a seguir para acceder al beneficio del convenio. Vuelve
a recitar los requisitos ??son las únicas instrucciones que yo tengo
de la directora del consultorio?- y da por cerrado el diálogo.
La directora del consultorio, María Elisa Miranda, no recibió a CIPER.
A través de su secretaria señaló que las razones por las cuales el
personal de recepción no maneja información sobre el convenio debían
ser respondidas por Genoveva Figueroa, directora del Departamento de
Salud municipal.
Genoveva Figueroa prometió una entrevista que nunca se materializó.
?En ese consultorio yo he llorado para que atiendan a mi hijo?, dice
la dueña de casa peruana Ana Centurión. Ella vive en Salas 224, en el
corazón de la Vega Central, en los altillos de las bodegas de frutas.
Ocho familias habitan en las pequeñas piezas del inmueble. Parada en
la puerta de la vivienda, donde le hace el quite al calor, Ana recibe
la ayuda de un operativo sanitario organizado por la sede de la Cruz
Roja ubicada a un par de cuadras, en Lastra con Independencia.
-Mi hijo de 3 años estaba enfermo, mal. Lo llevamos al Consultorio
Recoleta, pero no lo atendieron porque no teníamos los papeles. Mi
hijo tiene su cédula y estamos en Fonasa, pero no tenemos el
certificado de residencia. Acá no hay unidad vecinal, se desunieron.
El papel lo da también Carabineros y ellos piden un recibo de luz y el
contrato de arriendo?
-La verdad es que acá no dan contrato de arriendo ?la interrumpe
Mónica Contreras, otra ocupante de la casa, también peruana-, tampoco
boleta, porque aquí el que está subarrendando también es extranjero,
ecuatoriano. Y si tuviéramos alguna queja, lo cogen a él y quedamos
todos en la calle.
-¿Y no le cuentan eso a la asistente social o a la directora del
consultorio?
-Pero si le digo que hasta le lloré ?responde Ana-, porque mi hijo
tenía unos granos por todo el cuerpo que le brotaban y se le hacían
más grandes. Esto fue recién hace un mes. Yo al consultorio fui y
lloré. Le dije que lo único que quería era que lo viera un médico,
porque lo había llevado a urgencias del Hospital Roberto del Río y no
dieron con su enfermedad. Pero no me lo atendieron. Les dije que mi
esposo y yo estamos en Fonasa, y nada. Una señora se interesó cuando
me puse a llorar y una enfermera me dijo ?anda con la directora?.
Entré y me dijo ?no?, que tenía que tener el certificado de
residencia. Yo le dije ?mi hijo está mal, quisiera que lo vea un
médico sólo para que me diga si es grave?, y nada. Me rechazó igual.
Al final lo vio el ?Dr. Simi?, le encontró lo que tenía y nos dio los
medicamentos para el bebé.
Así como los inmigrantes le hacen el quite a consultorios como el de
Recoleta o el Cruz Melo de Independencia, hay otros centros de
atención primaria que han hecho fama por tratarlos bien. Uno de ellos
es el Alberto Bachelet. De hecho, siguiendo las instrucciones que le
dieron en el Hospital San José después del parto, Melca Pacaya llevó a
Dafne a su primer control en el Cruz Melo, pero allí no la recibieron
porque su domicilio correspondía a Recoleta. Curiosamente, la enviaron
al Consultorio Bachelet, que es de Conchalí.
-A mí no me extraña que la hayan enviado para acá. Somos como el Hogar
de Cristo de los consultorios. Siempre buscamos una solución para los
extranjeros ?indica Yessica Aqueveque, jefa del Servicio de
Orientación Médico Estadística (SOME), encargado de visar las
admisiones del Consultorio Bachelet.
Melca Pacaya sale del Consultorio Bachelet con su hija en brazos y con
la sensación de que por primera vez desde que está en Chile recibió
instrucciones claras y precisas en un centro de salud. Yessica
Aqueveque le explicó paso a paso cómo inscribir a Dafne en el Registro
Civil y luego en el sistema de salud para que tenga acceso a todos las
prestaciones que recibe una niña chilena. Al final, la funcionaria la
despide con una frase que ahorra explicaciones: ?Mi esposo es
extranjero. Nació en Lima?.
Cruz Roja y ?Dr. Simi?
Tras meses entrevistando extranjeros en la Plaza de Armas o en los
barrios de Maruri y la Vega, entre otras zonas, el equipo de Mireya
Valdebenito tiene claro que el auge del ?Dr. Simi? se debe, en gran
parte, a que algo no está funcionando en la red pública:
-Hay una serie de alternativas en atención de salud que no han surgido
por casualidad. Es porque hay una demanda muy grande de una población
inmigrante básicamente no regular. El Hogar de Cristo tiene un
consultorio exclusivo para inmigrantes irregulares, la Cruz Roja
brinda atención a inmigrantes sin importar su condición de
regularidad, a bajo costo y en horarios en los que ellos pueden
atenderse, en fines de semana. El famoso ?Dr. Simi? ha tenido un boom
entre la población inmigrante porque permite acceder a una consulta en
un horario mucho más amplio que los centros públicos, a un bajo costo
y garantizando el acceso a los medicamentos, lo que no siempre ocurre
en los consultorios. Si han surgido estas alternativas, es un
indicador de que hay una insuficiencia del sistema. Los horarios de
los consultorios no son compatibles con la jornada laboral de un
inmigrante común. La mayoría de las mujeres trabaja en servicio
doméstico y los hombres en la construcción, con jornadas de 10 a 12
horas y muchas veces ni siquiera pueden salir, porque están puertas
adentro. Y los sábados y domingos la atención es súper restringida,
sólo para urgencias.
?Yo perdí un buen empleo, con una buena familia, porque me tuve que
salir para ocuparme de mi hija de 7 años?, relata la ex empleada
doméstica Marta Quispe. El 17 de abril de 2006 su niña despertó con
fuertes dolores estomacales:
-La llevamos a un Sapu en Lo Barnechea. Fuimos temprano, como a las
siete de la mañana, y no la atendieron hasta las 10:00. Ella se
doblaba de dolor en la silla, pero nos hicieron esperar hasta el
final, pasaban primero chilenos que habían llegado después que
nosotros. ?¿Qué reclamas? Agradece que te atendemos?, me dijeron. Fue
una impotencia muy grande. A la niña la enviaron de urgencia a las
10:30 al Hospital Calvo Mackenna, tenía una apendicitis que pasó a
peritonitis. La operaron recién a las diez de la noche y la dejaron
con una obstrucción intestinal. Confundieron su historia médica con la
de otra niña y le dieron comida. Lo sé porque vi el historial médico y
yo en Perú hice estudios de enfermería. Tuvieron que volver a operarla
y el médico nos dijo ?si sabes rezar, reza?. Ella estuvo muy mal.
Tras perder su trabajo de empleada doméstica, Marta ahora toma la
presión a los transeúntes frente al local de la Cruz Roja vecino a la
Vega. Para corroborar su relato, exhibe un informe (Archivo PDF 424kb
)de la doctora que atendió a su hija, María Rivera Quispe, en el
control postoperatorio.
Lorenzo Agar señala que uno de los grupos que tiene garantizada su
atención, con independencia de si su situación migratoria es
irregular, es el de los menores. De hecho, recientemente se firmó el
convenio entre el Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior que
amplió la cobertura garantizada a todos los extranjeros menores de 18
años. Pero las madres peruanas reclaman que esas garantías no siempre
se respetan.
En la fiesta de Navidad que ofreció la Cruz Roja a los niños de
familias inmigrantes el sábado 15 de diciembre, tres mamás peruanas
presentan la misma queja: ?Nos atienden al final, primero pasan los
chilenos?. Otra apunta: ?No nos explican bien, el trato no es amable?.
La doctora Lina Palma atiende a inmigrantes en la sede de la Cruz Roja
de calle Independencia y tiene la certeza de que la atención
garantizada a los menores no siempre se cumple:
-Tengo un paciente peruano al que le atiendo sus dos hijos, de 7 y 8
años. El menor se quemó y en el hospital tuvo que firmar un pagaré de
20 mil pesos que no pudo cubrir. Después el niño se enterró un clavo y
le negaron la atención, no le pusieron la antitetánica, por esa deuda.
¡Cómo no hay corazón para atender a un niño!
Entre 2002 y 2006 ese local de la Cruz Roja trabajó en conjunto con el
Consulado de Perú un programa de atención médica a inmigrantes los
días sábado. ?El convenio consistía en que el consulado proporcionaba
médicos peruanos que prestaban un servicio gratuito y nosotros
aportábamos voluntariado e infraestructura?, cuenta la presidenta de
la entidad, Ximena Basterrica.
En 2007 la cooperación del consulado se diluyó y el programa siguió en
marcha sólo por iniciativa de Cruz Roja, que aportó médicos chilenos
que cobran 1.500 pesos (US$ 3) o atienden de manera gratuita. Cada
sábado por la mañana, cuenta Ximena Basterrica, los médicos reciben
hasta 20 extranjeros.
Por la tarde, hasta 60 hijos de inmigrantes llegan a esa sede de la
Cruz Roja para recibir atención sicológica y apoyar su inserción en
Chile: ?En general se sienten muy tristes. Sus padres trabajan todo el
día, fueron desgarrados de su entorno, separados de sus abuelos. Se
han presentado muchas patologías de salud mental, de depresión
infantil?, señala Basterrica.
-En este momento ?dice la voluntaria- estamos trabajando un proyecto
para crear un jardín infantil para que las mamás extranjeras puedan
salir a trabajar tranquilas. Este proyecto lo estamos presentando a la
Cruz Roja española y estadounidense para que nos apoyen con el dinero.
La doctora Palma quiere presentar al Ministerio de Salud un proyecto
para que el local de la Cruz Roja cercano a la Vega sea considerado
como un consultorio público especializado en inmigrantes: ?Muchos
extranjeros que están ilegales no se atreven a ir a los consultorios y
hospitales, porque temen dejar sus datos y que luego los deporten.
Pero sí confían en la Cruz Roja, una institución neutral?.
Si uno de los problemas que ha detectado el equipo ministerial de
Lorenzo Agar es la escasa difusión de los derechos y garantías que
asisten a los extranjeros, Palma pide canalizar recursos públicos para
una institución que puede hacer esa tarea ya que cuenta con la
confianza de los inmigrantes: ?La mitad del trabajo ya está hecho?.
El mito de la tuberculosis
El 24 de noviembre de 2006, el diario Las Últimas Noticias puso en
marcha una bola de nieve que sigue creciendo en los barrios de la zona
norte santiaguina: ?Adolescente peruana en tratamiento por
tuberculosis causó pánico en su escuela?, decía el encabezado de la
nota.
-No hay indicadores estandarizados. Directores de los mismos centros
de atención primaria dicen que hay una alta prevalencia de TBC. Hay
investigaciones que la mencionan como una de las enfermedades
transportadas que había sido erradicada de Chile y que con la llegada
de inmigrantes, particularmente peruanos, aumentó. Pero la verdad es
que no hay indicadores. Hay percepciones de la gente que trabaja en
los centros (consultorios), pero formalmente, desde el punto de vista
epidemiológico, no hay datos ?señala Mireya Valdebenito.
Después de haber hecho un intenso rastreo sobre el problema en el
sector norte capitalino, la profesional dice que en esa área sólo se
detectaron cuatro casos de TBC en extranjeros en 2006.
Lorenzo Agar reconoce que el equipo del Ministerio de Salud que aborda
el tema de los inmigrantes se formó por dos cosas fundamentales: ?Una
se refiere al derecho de las personas a ser atendidas, tiene que ver
con los derechos humanos. La otra es un poco más egoísta, pero
legítima, porque cuando alguien no tiene acceso a la salud ni a las
medidas preventivas, puede propagar enfermedades ya casi inexistentes
en Chile?.
La presidenta de la Cruz Roja, Ximena Basterrica, dice que ellos han
descubierto algunos cuadros de tuberculosis en inmigrantes que han
sido rápidamente derivados a los hospitales San José, en el caso de
los adultos, y Roberto del Río, cuando se trata de niños. Pero pide
calma frente al tema:
-No olvidemos que los niños chilenos están vacunados. Son niños
peruanos los que no lo están y hay que preocuparse de ellos. Todas
estas versiones van generando situaciones en que los niños peruanos no
son bien recibidos ni aceptados. Pero nosotros en Chile tenemos muy
bien desarrollada la prevención.
El problema es que los extranjeros irregulares ?salvo las embarazadas
o los menores- están fuera del circuito preventivo, porque el único
ingreso al sistema de salud que se les permite es cuando presentan una
urgencia médica.
Y en ese momento todo se reduce a quién califica qué es una urgencia.
?Tuvimos un caso ?cuenta Raúl Paiba, dirigente de los refugiados
peruanos en Chile- de un peruano al que lo atropelló un bus del
Transantiago. Los mismos carabineros lo llevaron a la Posta Central,
pero no lo atendieron porque no era una urgencia. Lo botaron. Y el
hombre no podía caminar. Tenía una fractura triple en una pierna. ¿Eso
no es urgencia??.
-El criterio de qué es urgencia tampoco es estándar ?explica Mireya
Valdebenito- y depende mucho del hospital al que uno se dirija. Hay
casos de accidentes relativamente graves, con fracturas expuestas, por
ejemplo, que no son considerados como urgencias (?). La opción de
atender por urgencia es cuando se trata de casos muy graves, que ponen
en riesgo la vida.
El costo que le significa al país atender a indocumentados a través de
urgencias, no se conoce. ?La atención de emergencias es completamente
anónima, no hay registro de nacionalidad?, comenta Valdebenito.
Tampoco existe la cifra de cuánto gasta el Estado en las atenciones a
extranjeros regulares en los hospitales.
-No hay estadísticas en los hospitales ?explica Mireya Valdebenito-
porque hasta 2006 no se registraba la nacionalidad de los pacientes.
Desde noviembre de ese año se registran las variables nacionalidad y
etnia en las fichas de egreso. Con eso, por primera vez íbamos a saber
qué cantidad de inmigrantes están atendiéndose en los hospitales. El
problema es que los funcionarios que completan la ficha dicen que la
gente se molesta cuando les preguntan por su nacionalidad o etnia. La
gente siente que le faltan el respeto con esa pregunta. Lo consideran
un insulto. Entonces, los funcionarios muchas veces prefieren no
preguntar y según cómo escuchan el acento de la persona le asignan una
nacionalidad. Por lo tanto, ese indicador no tiene mayor relevancia.
Más educados que los chilenos
Aunque la consultora Demoscópica no puede entregar detalles del
estudio que le encargó el Ministerio de Salud hasta que esa cartera
decida hacerlas públicas, Mireya Valdebenito adelanta algunos aspectos
relacionados con la caracterización de los inmigrantes.
-Según los datos del Censo 2002 ?explica Valdebenito-, las mayor
cantidad de inmigrantes son argentinos. Pero con los datos de la Casen
2006 los peruanos se han homologado a los argentinos. De los
inmigrantes que tenemos, según los datos de Casen, el 23,3% son
peruanos, el 22% argentinos y 19,9% provienen de otros países, la
mayoría cercanos geográficamente (Ecuador, Bolivia, Brasil, Colombia).
?En las comunas del Servicio de Salud Metropolitano Norte (donde se
desarrolló el estudio), tenemos un 66,6% del total de inmigrantes que
son peruanos, versus el 23,3% a nivel país?, comenta la especialista.
Y agrega un punto desconocido: los inmigrantes tienen más años de
escolaridad que los chilenos.
-En Chile tenemos un promedio de años de escolaridad para mayores de
15 años de cerca de 10,1 años y la población peruana tiene 12,1 años.
Es decir, tienen una mayor educación formal que nosotros. La población
argentina también tiene un nivel educacional mayor. En general, todos
los inmigrantes tienen niveles educacionales mayores a los que
registra la población chilena, excepto el caso de Bolivia, que no
alcanza a ser un año menos.
En relación a por qué residen masivamente en los barrios del norte de
Santiago, pero cercanos al centro de la ciudad, el estudio también
arrojó luces:
-La mayoría de los inmigrantes de la zona norte son recientes.
Llegaron hace menos de cinco años. Y se instalan en esas comunas
porque son parte de una segunda oleada que llega con un contacto,
conoce a alguien que ya está acá o al menos tiene una referencia. Pero
luego emigran a otras comunas. Se están yendo a Huechuraba o
Quilicura, donde incluso han comprado casas. Santiago Centro,
Independencia y Recoleta son sólo comunas de llegada.
Dentro de las enfermedades que los afectan, resaltan los problemas de
salud mental:
-A nivel familiar, emocional y psicosocial, tienen un gran conflicto
por haber dejado sus familias y redes de amigos. La mayoría entra con
una visa de turista que dura tres meses, entonces la primera gran
tensión es superar la dificultad para regularizarse.
La doctora Lina Palma, que atiende inmigrantes en la sede de la Cruz
Roja de avenida Independencia, corrobora lo anterior:
-El problema más frecuente es el síndrome depresivo o
ansioso-depresivo. El 80% de las consultas tiene que ver con
sintomatología que lleva a una depresión, como síntomas de estrés,
dormir mal, cefalea constante, intestino irritable. Es un conjunto que
deriva de lo mismo: falta de apoyo y abuso laboral.
Chile necesita inmigrantes, pero no invierte en integración
Todas las señales que Chile envía en materia migratoria ?incluyendo
?perdonazos? como el actual- son una invitación para que los
extranjeros vengan a quedarse.
-En los últimos 12 años la tendencia ha sido regularizar más que
sancionar. Antes había una política muy sancionatoria. En los últimos
12 años, especialmente en la Región Metropolitana, se analiza cada
caso y si es posible se regulariza -explica el ex jefe de extranjería
metropolitano, Esteban Tumba.
El fiscal de Instituto de Normalización Previsional (INP) y ex fiscal
de la Dirección de Trabajo, Raúl Campusano, conoce en detalle el tema
de la migración y concuerda con que las autoridades tienen una mirada
favorable a la llegada de extranjeros:
-En un plano de intereses, previo a la adopción de definiciones
legislativas y administrativas, el país tiene la percepción de que
necesita trabajadores y población. Nuestra tasa de reemplazo de
población, de natalidad y crecimiento poblacional, está en el límite.
Estamos adquiriendo una tasa de país desarrollado con unos reportes
que hablan de entre 1,9 y 2 hijos por mujer. Eso quiere decir que sólo
nos mantendremos en términos de población en las próximas décadas, si
es que no llega un punto donde incluso bajemos. Si un país tiene la
percepción de que tiene territorios por poblar, necesidad de mano de
obra y un tasa de natalidad baja, en general tiene una mirada
favorable a los inmigrantes. Si Chile evitó una definición dura, no
puso un candado en la frontera y aceptó 100 mil peruanos ilegales, esa
ya es una definición.
Tanto para Tumba como para Campusano el problema es que, en paralelo a
esta política de fronteras permeables, no se han desarrollado
inversiones ni programas tendientes a absorber las demandas que esa
masa de inmigrantes le hace al Estado.
-Precisamente ?agrega Campusano- porque no existe una decisión oficial
transparente y clara, está incorporación (de los inmigrantes) se hace
a medias tintas, con cumplimientos parciales de la legislación, por
debajo de la alfombra. Y entonces aparecen la diferencias de estándar
(en materia laboral y previsional) en relación a los nacionales.
Tumba estuvo a la cabeza del tema migratorio en la Región
Metropolitana hasta fines del 2006 y recuerda que ?era normal que
llegaran quejas sobre atención de salud de los inmigrantes regulares y
también de mujeres irregulares que estaban embarazadas y tenían
derecho a ser atendidas en consultorios. En Educación se supone que no
puede quedar ningún niño sin matrícula, aunque estén irregulares sus
padres. Todos estos temas de Salud y Educación, y muchos otros, tienen
que ver con lo que hacen los municipios. Y las políticas públicas en
materia de Extranjería no consideran mucho a los municipios. Debiera
haber un trabajo súper coordinado con municipalidades y gobiernos
regionales y no hay una óptica en ese sentido?.
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